Esta historia comienza en febrero de 2010, en las instalaciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) en Boulder, Colorado. En esa fecha, la NASA y la Comisión Europea llevaron a cabo un simulacro de tormenta solar extrema para averiguar hasta qué punto ambos continentes estaban (o no) preparados para resistir a este violento fenómeno meteorológico espacial.
Los resultados fueron desesperanzadores. En efecto, se determinó que apenas cinco días después de detectarse la supuesta llamarada solar, extensas zonas de Europa y EE.UU sufrirían, sin remedio, un "apagón tecnológico" casi completo. El resultado del simulacro fue la elaboración de una larga lista de recomendaciones a los gobiernos. Desde la creación de protocolos de desconexión rápida de centrales eléctricas y redes de telecomunicaciones (para apagarlas antes de que llegara la tormenta) a campañas informativas de carácter masivo para la población, enumerando toda una serie de "medidas domésticas de urgencia" que cada familia debería de poner en práctica en caso de producirse la tan temida tormenta solar.
Hoy, dos años y medio después, un buen puñado de países han decidido tomar cartas en el asunto. Otros, sin embargo, como es el caso de España, que ni siquiera participó en el simulacro, han hecho oidos sordos y han aparcado el informe en el fondo de un cajón. Otro ejemplo a destacar es el del Reino Unido. Apenas unos meses después del simulacro de tormenta solar (en noviembre de 2011), la cuestión llegaba hasta el mismísimo Comité de Defensa del Parlamento, donde fue debatida tras haber sido estudiada de forma exhaustiva durante varios meses. Acordó poner a punto una flota de vehículos capaces de resistir a un pulso electromágnetico para garantizar los servicios públicos esenciales cuando se produjera la crisis.
QUÉ HACER EN CASO DE TORMENTA SOLAR:
Existen dos categorías de actuaciones. Por un lado, los gobiernos deberán haber llevado a cabo campañas de información pública para que la población sepa cómo actuar. Y tendrán que tener preparados mapas de estimación de impacto y dispositivos de emergencia capaces de funcionar en un entorno en el que las comunicaciones están interrumpidas y el suministro energético se ha colapsado. En cuanto a la población, se recomienda que antes de hacer nada estudie la situación en su casa y valore, por ejemplo, las posibilidades de que llegue o no ayuda del exterior, algo que depende de la situación geográfica.
Fuente: abc.es
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