Estar conectado en la era de comunicaciones que vivimos no sería posible sin los satélites que orbitan alrededor de nuestro planeta. Ellos los que nos aportan la red gracias a la cual los teléfonos móviles llaman y los GPS localizan nuestra posición exacta. Todo funciona correctamente hasta que entra en acción la «basura» espacial: restos de cientos de millones de aparatos que deambulan más allá de nuestra estratosfera y que pueden tardar más de 200 años en regresar a la Tierra, y representan una amenaza para los satélites útiles que deben esquivarlos, o incluso para nosotros.
Lo que más preocupa a los investigadores es que en los últimos seis años, la cantidad de aparatos se ha duplicado, y algunos de esos llegan a pesar hasta 4 toneladas. La principal consecuencia es que todos los días tienen que moverse satélites para evitar colisiones y eso reduce su vida, ya que se gasta más combustible del necesario.
Para evitar mayor acumulación, la Agencia Espacial Europea ha instalado a las afueras de Madrid un escáner para localizar los millones de fragmentos de «basura» que orbitan sin rumbo alrededor de la Tierra. Lo que busca este programa es adelantarse a las circunstancias y prever las situaciones peligrosas. El funcionamiento de este pequeño aparato se basa en la emisión de energía electromagnética que «ilumina la basura». Sus datos los recoge la antena que queda cerca del emisor.
Fuente: larazon.es
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