Las olas de los océanos y otras fuentes generan un ruido sísmico ambiental que se puede utilizar para conocer las características del manto terrestre. Cada vez que una ola del mar rompe en la costa, se generan pequeñas ondas sísmicas. La suma de todas las de los océanos –junto a otros factores como la lluvia, el viento o incluso la ruidosa actividad humana– produce un ‘ruido sísmico ambiental’. Este zumbido colectivo de la Tierra es imperceptible para el oído humano pero se puede registrar con sensores.
Para detectar estas señales, un equipo de investigadores europeos dispuso de 42 estaciones de registro sísmico en el norte de Finlandia. También utilizaron una técnica matemática de correlación para comparar los datos de cada estación y obtener información sobre la propagación de las ondas sísmicas. Esta información revela propiedades físicas del interior de la Tierra, como la composición, temperatura y presión de las rocas. En concreto, los autores han localizado y recreado la imagen de dos discontinuidades o cambios abruptos a 410 y 660 km de profundidad, que delimitan la zona de transición que hay entre el manto superior e inferior terrestre.
Hasta ahora el método de las ondas sísmicas no era capaz de profundizar más de 100 km, y el mayor inconveniente era que los terremotos no se pueden controlar, Al estar el ruido ambiental las 24 horas del día en todas partes, los autores confían en poder extender esta técnica a otros lugares del mundo para conocer mejor el manto e incluso zonas más interiores
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