Un agujero negro es una región del espacio donde la fuerza de gravedad es tan fuerte que nada puede escapar, ni siquiera la luz. Los agujeros negros de mayor masa, que pueden ser hasta miles de millones de veces más grandes que nuestro Sol, residen en el corazón de la mayoría de las galaxias.
Un equipo internacional ha conseguido medir la órbita más interna del disco de acreción con respecto al borde del horizonte de eventos que envuelve al agujero negro. El horizonte de eventos es la distancia más cercana a la que la materia puede acercarse antes de quedar irremediablemente atrapada en el agujero negro.
En el borde de un agujero negro, la fuerza de gravedad es tan fuerte que atrae todo lo que haya en su entorno cercano. Sin embargo, no toda la materia puede cruzar el horizonte de eventos al mismo tiempo y, por así decirlo, se produce una especie de embotellamiento de tráfico cósmico, en el que el gas y el polvo se acumulan, creando lo que se conoce como disco de acreción. Este disco de materia orbita al agujero negro a casi la velocidad de la luz, alimentando al agujero negro con una dieta constante de material a temperaturas muy elevadas.
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