Según un estudio, las parejas que no tienen niños presentan unas tasas de mortalidad temprana más altas que aquellas que sí han ampliado la familia. Las mujeres son las que se llevan la peor parte, con un riesgo hasta cuatro veces más elevado que sus madres.
Al comparar datos, los investigadores comprobaron que tener un niño se relacionaba con un riesgo significativamente más bajo de sufrir una muerte temprana, especialmente entre las mujeres. En sus conclusiones, los investigadores también señalan que en sus resultados han podido influir otros factores, como la educación o el nivel de ingresos, por lo que sus resultados deben tomarse con cautela.
La biología no parece estar tras estos resultados, ya que, entre los adoptantes, el riesgo era similar al de aquellos que habían dado a luz.
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